Confesiones de querer y no poder
“Aesthetic” es una palabra a la que le estoy dando vueltas estos días. Es una de las palabras que más utiliza una de nuestras hijas. No está especialmente expuesta a redes sociales, pero lo escucha constantemente a su alrededor.
Desde hace unos años aesthetic se usa para lo especialmente estético, agradable a la vista, aplicable a la decoración (plantas monas, velas cucas, cerámica, escritorios especialmente bonitos con subrayadores y libretas chulas, luces led…) que puedes encontrar en redes sociales como Instagram o Pinterest. También define un estilo de moda que tiene que ver con peinados, maquillaje y prendas bastantes concretas (según subestilos aesthetic) o actividades que engloban desde cómo servirse un café a cómo retocar una foto a juego con emojis. Da fe de ello la etiqueta en más de mil millones de vídeos de TikTok (sin exagerar).
Me encantaría ser más aesthetic en general, lo reconozco, o por lo menos que lo fuera mi casa: que imperaran el orden, la limpieza, el minimalismo, la calidad, la calma, los tonos pastel a juego y el je-ne-sais-quoi fotogénico. Aquí lo que impera la mayoría de los días es más bien lo contrario, junto con sueños de un futuro más aesthetic. Soñar es gratis, y mientras Marie Kondo siga reconociendo que con tres hijos no puede seguir doblando toda la ropa como si fuera origami, me concedo más tiempo.
Y la estética de mi alma, ¿qué? ¿Dios ve orden, belleza, limpieza? Veo mi corazón abarrotado como mi casa: con desorden disimulado y no tan disimulado, suciedad a la que no he llegado, cachivaches heredados, compras rápidas, falta de coherencia, proyectos a medias, cosas que arreglar… No es apto para Instagram.
Pero Dios me ve con un filtro: Jesús.
Sí, todos los días, a todas horas, mi alma es zona de construcción constante y todavía no es agradable a la vista, desde luego. “Todos fallamos mucho”, nos recuerda Santiago, y Dios sigue poniendo orden en mi vida. Gracias a Jesús, Él ya ve lo que un día seré: más aesthetic que una novia el día de su boda, “radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable”.
Se disipa la desesperación por lo que no consigo y me invade la gratitud hacia Él:
Gracias por fijar tu mirada en mí, aunque no hubiera nada aesthetic que ver. Gracias porque no será todo así siempre. Descanso en tus méritos. Enséñame hoy a escucharte, a disfrutarte. Enséñame dónde quieres que trabaje contigo, porque lo haces todo bien siempre.
🇬🇧 English version: Do You Want an Aesthetic Life?